lunes, 30 de noviembre de 2015

Inercias

Inconscientes o conscientes, las diversas inercias ocultas en la creencia de la normalidad son uno de los más poderosos engranajes de la maraña de la existencia. La inercia de ver, de ser, de preguntar, de ir, de volver, de hacer y deshacer... de respirar. De cerrar los ojos cuando algo pasa demasiado cerca, retirar la mano cuando algo está demasiado caliente. Son pequeños hilos los que te unen a un intercambio de átomos y partículas entre un punto A y un punto B y, como si fuera una especie de Pong existencial, la inercia te lleva a esperar a que ese punto cuadrado rebote hasta ti para poder seguir jugando, en ocasiones, con un punto B imaginario. Y en ese preciso momento, cuando en el otro lado lo único que hay es una proyección a mano alzada de lo que fue un punto B, es cuando la inercia hace que el punto B se vuelva real y devuelva el píxel hacia ti de la misma forma que siempre. En ese segundo es cuando, a veces, miras el tablero desde la distancia y te das cuenta que A y B están sólo en tu cabeza y que ninguna inercia puede detenerte. Que con lo que has aprendido de todas ellas, y de ti mismo en todas estas partidas reales o imaginarias, puedes lanzar ese píxel a donde quieras. O quedártelo.

"[...] a man who had lost his soul. He might do anything: kill his family, kill himself, destroy the world" (Whiteout, Ken Follett)

"If the doors of perception were cleansed every thing would appear to man as it is: Infinite" - William Blake

"Me cuesta mucho volver por el camino que ya he pisado" - Enrique Bunbury

Cuando una canción que has oído miles de veces en tu vida reaparece en un estado diferente de la materia, "mutada" y renovada pero guiada por la misma voz y la misma letra, y te sacude con una sensación que, quizás, sólo alguna literatura inducida por cualquier tipo de sustancia sería capaz de describir, te das cuenta, una vez más, de que esa es la única realidad, la única sensación por la que merecerá la pena dar absolutamente todo una y otra vez.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario